jueves, 2 de enero de 2014

No mires hacia abajo

Comienza la película, un hombre se asoma por encima de una pared, parece muy alto,  lleva sombrero de copa; luego aparece caminando con zancos. Las primeras imágenes entre calles y árboles dan una sensación de fotografías llenas de nostalgia. Me atrapó la película,  empecé a verla sin perder detalles, porque es una película de detalles. A lo largo de trama se menciona dos veces la frase que la titula: "no mires hacia abajo"; pero hay que leerla, es inaudible.

Poemas en medio de los parlamentos, citas textuales,  me hicieron sentir que leía un libro de poesía en prosa trasladado a imágenes, a escenas; está llena de metáforas y licencias literarias. Me sentí identificada con algunos de los personajes.

Se puede decir que es una película para adultos porque tiene escenas explicitas de sexo; sin embargo, el director trata el desnudo y el sexo de una manera tan natural y poética, que uno se reconcilia con el desnudo y se aleja del pudor.

Durante toda la película tuve la sensación que me era familiar, me trajo a la memoria el film "El lado oscuro del corazón"; escenas o recursos que nada parecían asemejarse y sin embargo, yo sentía que en algo se parecían. Al terminar la película, busqué en Internet para confirmar que las dos son del director Eliseo Subiela.

"No mires para abajo",  para disfrutarla como la lectura de un buen libro en imágenes  y para aprender, como deberíamos aprender, cuando somos adolescente de los adultos.




Manual para no perder el tiempo

El tiempo y sus concepciones científicas y filosóficas. Si hay algo que me aterroriza es sentir que pierdo el tiempo, eso tiene un sentido subjetivo. ¿Qués es perder el tiempo? ¿Cuándo lo pierdo?

En una oportunidad sentí que todas las mañanas de mi vida se iban por un agujero negro. Veía pasar las horas caminar de puntillas frente a mí y no podía retenerlas. Pensaba todos los días que la solución era planificar mi día a día, emprender proyectos, realizar lecturas, estudiar, escribir...pero nada. Realizaba tareas inútiles, que nada tenían que ver con mis gustos e intereses. Cada día me sentía más anulada.

Al llegar las vacaciones, viajé por tres días a una ciudad cercana sólo a comprar libros; al regresar a mi casa, preparaba y tomaba té, me dedicaba al jardín, a la lectura y a escribir artículos; salía a pasear con mi hija...Sentí haber aprovechado el tiempo al máximo, de haberlo gozado a plenitud. Ésta era mi manera de vivir mi tiempo con felicidad. Me imagino que para otros sería lo contrario, perder el tiempo.

Entonces ¿cómo se forma la percepción de perder o de aprovechar el tiempo? ¿Se encuentra condicionado por sistemas o mecanismos de recompensas y reconocimientos? ¿el esfuerzo y el trabajo como valor? ¿lo que nos gusta o nos hace feliz?

Una parte del tiempo es mía; otra, me la compran o la vendo por horas-trabajo. El tiempo que es mío, tengo el derecho de vivirlo como me da la gana, luego suspiro mejor.